viernes, 27 de noviembre de 2015

Criococina

CONGELACIÓN CRIOGÉNICA Y CARBONATACION
El nitrógeno líquido constituye una forma rápida de obtener alimentos extremadamente fríos. En cierto sentido, es lo opuesto a la fritura, que utiliza un líquido caliente, como grasa o aceite para calentar y cocinar.
La mayor parte de la cocción se basa en aplicar calor a los alimentos para desencadenar reacciones químicas y así cambiar su color, sabor y textura.
Sin embargo, también podemos cocinar sin calor. Si eliminamos susiente calor, podemos congelar el alimento, convertir los líquidos en sólidos de hecho, a temperaturas lo suficientemente bajas, cualquier líquido puede congelarse y pasar a estado sólido
 Los líquidos fríos, denominados criógenos, constituyen la principal herramienta de la criogenia, y el criógeno más utilizado es el nitrógeno líquido. El 78 % del aire está compuesto de nitrógeno, por lo que se halla en todas partes.
Como criógeno, resulta útil porque presenta un punto de ebullición de -—196 uC / —321 "F y un punto de congelación que es ligeramente inferior a —210"C / —346°F. Entre estas temperaturas, el nitrógeno es un líquido claro y no que no reacciona químicamente.
El nitrógeno líquido destaca en aplicaciones culinarias que requieran temperaturas extremadamente bajas, por ejemplo, congelar alcohol o para hacer que una sustancia blanda se endurezca y sea tan quebradiza como el cristal. También es apto para lograr unos porcentajes extremadamente altos de enfriamiento. Por ejemplo, para congelar gotas de líquido instantáneamente para que así mantengan su forma esférica o para elaborar helado al instante

TÉCNICÁS Y EQUIPAMIENTO
El nitrógeno líquido absorbe el calor mucho más rápido que el agua helada, aunque si necesita enfriar una gran cantidad de alimento, necesitara más nitrógeno líquido que con un baño de hielo.
La principal razón es porque  hervir un líquido requiere mucha energía, el denominado calor latente de evaporación El nitrógeno presenta un calor latente bastante bajo de 200 kl/kg (86 BTU x’ lb).
Los cocineros y otras personas que trabajen en la cocina deben respetar los posibles peligros de entrar en contacto con el nitrógeno líquido.
Las gafas de seguridad son obligatorias y no se recomienda llevar indumentaria porosa, ya que el nitrógeno líquido vertido podría pasar al tejido y causar una congelación grave en la piel. Evite las actitudes insensatas y lleve siempre guantes al trabajar con criógenos.
Tanto el hielo seco como el nitrógeno líquido se convierten en gas al exponerse al calor. En un espacio con poca ventilación, esto puede resultar peligroso. Por ejemplo, si vertiera un matraz Dewar de nitrógeno líquido en una habitación pequeña Tanto el hielo seco como el nitrógeno líquido se convierten en gas al exponerse al calor. En un espacio con poca ventilación, esto puede resultar peligroso. Por ejemplo, si vertiera un matraz Dewar de nitrógeno líquido en una habitación pequeña o en un coche, el gas podría desplazar el aire en la sala y no dejarle respirar. El aire normal contiene un 21 % de oxígeno, pero una inyección rápida de nitrógeno vaporizado es capaz de diluir esta concentración por debajo del 16 %, unos niveles que pueden llegar a causar la muerte por asxia.


MANIPULACIÓN SEGURA DE LOS CRIÓGENOS
El hielo seco y el nitrógeno líquido pueden ser unas herramientas peligrosas. Los criógenos pueden lesionar a los cocineros y a sus comensales. Una manipulación indebida puede tener consecuencias fatales. La mayor parte del peligro se deriva de la falta de familiaridad con los materiales súper fríos aunque, al igual que los peligros conocidos que plantean las temperaturas extremadamente altas en la cocina, los asociados a los criógenos pueden minimizarse a través de una manipulación segura.
En nuestra cocina utilizamos las mismas precauciones al trabajar con nitrógeno líquido que con aceite caliente para freír.  Con todo, a veces el nitrógeno líquido es más seguro que el aceite para freír. Las gotas de nitrógeno líquido suelen rebotar de forma inocua en la piel debido al efecto Leidenfrost  
Esta es la regla de oro que debería seguir para proteger a los comensales: al servir un plato o una bebida no deberían quedar restos de hielo seco ni de nitrógeno líquido. Por fortuna, el nitrógeno líquido se suele eliminar de un alimento mucho antes de que se sirva en la mesa.














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